Por: Manuel Madueño Ramos
Como corolario del Primer Centenario del nacimiento del célebre escritor peruano José María Arguedas, el Dr. Edinson Ramos Quispe, Catedrático de varias universidades, autor de “Sueños sobre arena”, dictó una conferencia concerniente a “José María Arguedas, Yauyos y los Ríos Profundos”, en la “Casa de José Carlos Mariátegui” el día 8 de febrero del presente año 2012. Con esta plática hemos llegado a conocer muchos aspectos desconocidos de la vida adolescente de J M en la provincia de Yauyos. La conferencia estuvo acompañada con videos y fotografías del escritor, archivadas y cuidadas celosamente por el profesor Alejandro Cervantes Nalvarte, amigo del escritor.
José María Arguedas, vivió en Yauyos por los años de 1929 y 1930, cuando su progenitor el abogado Víctor Manuel Arguedas Arellano trabajó en Yauyos, Este había recorrido gran parte del sur del país como abogado y Juez de 1º Instancia, inclusive llegó al pueblo de San Miguel, departamento de Ayacucho donde los terratenientes hacían su propia justicia, dejando de lado a las autoridades nombradas por el Gobierno. De este lugar fue expulsado por la familia Añaños, hacendado omnipotente por no torcer la justicia; hastiado de humillación y prepotencia abandonó a los potentados para viajar a otro lugar.
Víctor Manuel Arguedas, estuvo en Huancayo y de allí viajó a Yauyos y se alojó en la casa del Sr. Eguren donde instaló su Estudio Jurídico. En piara de mulos transportó sus archivos jurídicos, libros de consulta de Derecho, Literatura, de Lenin y la Revista “Amauta”, que publicaba José Carlos Mariátegui. El viaje lo hizo posiblemente por la ruta de Atcas, distrito de Huantán, bajó a Llapay, hasta Magdalena, de allí ascendió por Huamuchaca, por un camino de muchos zigzag, antigua vía de los pobladores de Yauyos que llegaba a “Ñaupahuasi”. Por entonces la carretera llegaba a Lunahuaná, a donde José María viajó en mulo, en varias oportunidades adquirir artículos de primera necesidad,
En 1929, José María tenía 18 años de edad y se había matriculado en el 4to año de Educación Secundaria en el Colegio “Salesiano” de Lima; el 3º año lo hizo en el Colegio Nacional “Santa Isabel” de Huancayo. Sus biógrafos dicen, estando en Lima, sintió una indefinida angustia en su alma, extrañó el amor paternal y viajó en su búsqueda a Yauyos, quedándose a vivir por dos años en la tierra de Jatun Yauyos. En su colegio fue considerado alumno libre, era un auténtico autodidacta, estudiaba con los libros que tenía su padre. Cada fin de año volvía a Lima para rendir sus exámenes correspondientes.
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS EN YAUYOS
Todas las mañanas José María iba al bosque de eucaliptos cerca al Estadio, allí conoció a un joven atleta, Alejandro Cervantes Nalvarte, con quien entabló una larga y sincera amistad. Una mañana, José María es invitado a desayunar en la casa de Alejandro donde conoce a Dionicia Nalvarte, natural de Huanta. Era la única mujer en Yauyos que hablaba el idioma de los inkas, lo consideró como su nueva madre, con quien podían dialogar en quechua recordando su tierra. “Qué bien me siento con doña Dionicia”, decía José María.
Con Alejandro Cervantes visitó muchos pueblos de la provincia, inclusive llegó hasta “Ñaupahuasi”. Recopilaba canciones populares y cantar con dominio propio. El primer pueblo visitado fue Aquicha, se sorprendió por la producción de las mejores papas, “aysha” regadas sólo por las lluvias por la escasez de agua. De allí nace el dicho que dice: “Aquichano falto de agua, ellos contestan- pero siempre floreciendo”. También recorrieron por el pueblo de Achín, donde abunda el maíz y las habas. Descendían hasta Magdalena pasando por el pueblo de Vichka, cuyos dueños eran la familia Cebreros y la Hacienda de los Tupiños donde fabricaban cantidades de quesos y mantequillas.
Después de sus andanzas volvían a Yauyos cruzando por las cumbres más altas de las montañas de “Huayñía” y “Cocoche”. JM, contemplaba el fondo de las majestuosas montañas en el que a duras penas se distinguía el río Cañete serpenteando como una sierpe dorada, interrumpiéndose en cada recodo del cauce. Le recuerda al gran “Pachachaca”. ¡Qué profundidad del río! - decía José María. Y allí nació el título de su libro “Los Ríos Profundos”. Por lo tanto debemos sentirnos orgullosos de nuestra geografía y ser los auténticos descendientes de los aguerridos Yauyos que lo inmortalizó en su obra.
En las tardes se reunían con sus amigos en la Biblioteca Particular de Víctor Manuel Arguedas, fundando el Círculo de Estudios “Yachayhuasi”. Entre sus asistentes estaba Brígido Varillas Gallardo autor de “Apuntes para el Folclor de Yauyos” y otros jóvenes que más tarde fueron eminentes profesionales. Una tarde, José María llega a la reunión cantando un huaynito, melancólico y triste, profundamente humano. Su padre le pregunta; “¿Hijo porqué cantas tan triste?”, a lo que él responde: “Todas las canciones de nuestra tierra son tristes, porque hace 500 años el pueblo peruano vive desposeído y afligido”.
En esas “Tertulias”, José María, Alejandro Cervantes y sus ocasionales amigos discutían los problemas de la realidad social, económica, cultural y política de la provincia. También intervenía el Dr. Víctor Arguedas manifestando que los tinterillos deben ser eliminados, porque engañan a los litigantes, defendiendo al mismo tiempo al demandante y al demandado; criticaba la acción de los Jueces que recibía coimas para cambiar las sentencias, también deben ir a la cárcel como delincuentes. En aquella época en Yauyos abundaban los tinterillos.
Después de 40 años de ausencia, en octubre de 1969, José María Arguedas, volvió a Yauyos, esta vez en busca de una posible hermana tenido su padre en una bella dama yauyina. Parece que esta hermana fue reconocida por el nuevo compromiso de la amada del abogado. Allí volvió a encontrarse con su amigo de la adolescencia, Alejandro Cervantes Nalvarte a quien le obsequió su obra “Los Ríos Profundos”. Y en la calle “Comercio” ambos fueron fotografiados como un recuerdo para la posteridad. A fines de diciembre del mismo año se suicidaría en la Universidad Nacional de la Agraria, desapareciendo físicamente nuestro escritor, pero su figura sigue indemne en nuestro Yauyos.
1 comentario:
Mencionar que los autores de la canción La Calabaza son ellos; José María Arguedas y Alejandro Cervantes
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