Expresión Perú / Luis Pérez Manrique.-
Del
23 al 29 de julio, Viñac (Yauyos, Lima) celebrará los 196 años de su creación
política. La efeméride coincide
con la fiesta religiosa del patrón Santiago apóstol, lo que terminará de
transformar el panorama tranquilo del distrito. Qué viva la costumbre.
Aires de
tranquilidad a más de 3 190 m.s.n.m. Calles
vacías. Casas cerradas. Paredes de adobe y piedras. Quietud y sosiego en una
plaza. Visiones
bucólicas desde el mirador: muchos
senderos sinuosos, comuneros arreando el ganado y, como telón de fondo,
montañas en un horizonte encañonado, bajo un cielo puro y virginal que empieza
a despojarse de las sombras y el titilar de las estrellas.
Eso es lo que ocurre en Viñac
(Yauyos, Lima), el pedazo de suelo
andino donde sus habitantes saben que su pueblo no tiene siempre esa apariencia
fantasmal. Y es que esa
quietud desaparece en un dos por tres en los días de fiesta, cuando todo es algarabía y estallan las
bombardas, mientras se come como músico y se bebe harto chamiscol (o
calientito).
Esos momentos son mágicos. Las familias se unen, los paisanos
regresan a la tierra por la fiesta y,
también, por el aniversario del distrito. Un
año más que se celebra inflando el pecho y coreando el himno de Viñac que conmemorará su creación política el
próximo 25 de julio; entonces, cuando eso ocurre, hay jolgorio en las plazas y
calles.
Y es que se celebra, se canta,
se baila por el Viñac de hoy. Ese
territorio de zorritos (apelativo como se les conoce a los viñaquinos por su
astucia) donde el calendario indica que no solo ha llegado el momento de rendir
homenaje al distrito por su aniversario, sino también al apóstol Santiago, el patroncito del
pueblo que festeja, entre el marcado del
ganado y bailes al son del zapateo.
Es así que las herranzas y la
destreza de los bailarines de la danza del Santiago estarán a la orden del día y la noche. Es así
que el dueño del ganado marcará a su rebaño con símbolos personales, mientras
suena la tinya y los canticos de las mujeres. Es así que cuando el frío empieza
a carcomer los huesos, el rítmico movimiento del baile del Santiago calentará
el ambiente festivo y fértil para rendir culto a las montañas sagradas y al
patroncito.
Sí, el mismo que sabe del 23 al 29 de julio el
pueblo que protege no es el mismo. Y
es que se le dicen adiós a esa tranquilidad a más de 3 190 m.s.n.m; a las
calles vacías; a las casas cerradas; a esa quietud y sosiego en la plaza. Pero
eso sí, por nada del mundo se le dice adiós a las visiones bucólicas desde el
mirador; entonces, sí o sí, ahí estarán los senderos sinuosos, los comuneros
arreando el ganado y, como telón de fondo, montañas en un horizonte encañonado,
bajo un cielo puro y virginal que empieza a despojarse de las sombras y el
titilar de las estrellas.
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