martes, 30 de junio de 2015

Corrupción en la ejecución de obras públicas

Pedro Morales Mansilla (pmm_wanka@yahoo.es)
Señor Director: En el último decenio, nuestro país, viene experimentando bonanza económica reflejada entre otras evidencias, en los miles de millones de soles que viene invirtiendo, especialmente en la ejecución de obras de infraestructura pública en sus tres niveles de gobierno.
Esa bonanza ha desnudado nuestras flaquezas en la oferta de formuladores competitivos de proyectos de inversión y en la fiscalización para garantizar inversiones transparentes y de calidad. Lamentablemente también han avivado modalidades de corrupción en las instancias intermedias de la estructura burocrática de los ministerios que tienen que ver con la formulación presupuestaria, la evaluación de expedientes técnicos, programación y efectivización de transferencias de recursos económicos a los gobiernos regionales y locales.
No es secreto. Los programas  de inversiones (infraestructura educativa, de transportes y agraria; saneamiento básico, etc.) mayormente son operados por tecnócratas sobrevivientes a los gobiernos, que utilizan su experiencia para mañas en contra de una trasparente asignación de recursos,  con lo que frenan inversiones e invitan a corruptelas.
Los proyectos de inversión no son atendidos en meses hasta en años; si la autoridad, alcalde principalmente, no conviene en aceptar la empresa que le recomiendan para levantar las observaciones, muchas veces sin razón, que se hacen a los expedientes.
Hay denuncias que ciertos congresistas hasta constituyen empresas a través de terceros, cuyos representantes se acercan a las autoridades de zonas con escasos recursos para ofrecerles sus “buenos oficios” en la gestión de financiamiento y agilización en la transferencia de recursos, a cambio de una comisión o el compromiso de otorgar la obra a determinada empresa. 
En esta secuela está de moda condicionar el financiamiento de obras a la transferencia de las unidades ejecutoras. Lo hacen en los ministerios, gobiernos regionales y hasta en los gobiernos locales provinciales. Con ello aseguran “hacerse cargo” de la licitación, entrega de la buena pro y  contratación de supervisores. “Te financiamos la obra pero transfiérenos la Unidad Ejecutora”, es la frase que desconoce competencias y subestima la capacidad de los gobiernos sub nacionales, aprovechándose de la necesidad de sus autoridades de hacer obras a favor de sus pueblos.
La Contraloría sabe que es cosa común.  Sin embargo, es “cero a la izquierda”, mientras la corrupción expresada en chantajes y comisiones, sigue incidiendo en el incremento de precios de obras de baja calidad, utilización de “adicionales” y  de “laudos arbitrales”. Hay que combatir la corrupción, pero con tino profesional y apoyo de las autoridades.

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