Como todos los años, muchos
peregrinos irán al Santuario del Señor de Cachuy. Este año el día central es el
jueves 29 de mayo. Desde ya le animamos a prepararse con mucha fe para estos
días de fiesta espiritual.
Hablar del peregrinaje hacia el
Santuario de Cachuy, es necesario relacionar el carácter que imprime en las
personas sus raíces culturales presentes en todas sus manifestaciones,
evidentemente tendríamos que fijamos en la manifestación de fe de una aislada
comunidad que sorprendida por la sobrenatural aparición de la Imagen del Señor
de la Ascensión dentro de su habitual medio de vida, comienza su relación con
Dios a través de un culto sembrado por la tradición y la innata presencia
divina en la que erige como representación.
El caminar por las huellas de
un agreste sendero, soportando sed, hambre, cansancio, soledad en muchas de las
veces, desplazándose desde lejanos puntos de su lugar de origen para llegar a
los pies de la sagrada Imagen, pidiendo favores o dando gracias por lo
recibido, parece que reproduce los bíblicos pasajes de la aparición pública de
Jesús, seguido y buscado por los que esperaban de El la sanación de sus males y
solución para sus problemas, hasta el camino hacia el Gólgota, en donde se
queda establecido de que allí nos perdono hasta la más vil de las maldades, con
amor de Padre misericordioso, que no separo a nadie entonces, mucho menos a
quien con tanto sacrificio, con los pies sangrantes y lagrimas de
arrepentimiento, le prende una vela acompañada de unas oraciones, aromadas con
naturales flores, como ofrenda intima de haber cumplido con algunas promesas
hechas.
Pero la sensación mayor que deja el peregrino,
es cuando emprende el regreso a casa, si pudiéramos mirar los miles de rostros
con que nos cruzamos, veríamos que hay algo nuevo en ellos, que hay una
conformidad, que se ha cumplido con ordenar toda una vida con ese intenso
instante vivido, que se tiene una nueva esperanza de estar con Dios a mi
manera. Para muchos, de los que emprendemos este caminar, en cualquier latitud
Cristiana como la de Cachuy, se conjuga con la oportunidad de reencontrarse con
los suyos, la familia, parentelas y el calor de la tierra dejada por la empresa
de una vida mejor en otros lugares, pero que de ninguna manera los separan de
la fuente de vida heredada de sus mayores, por eso regresan una y otra vez.
"Hasta que Tú lo quieras Cachuycito, entonces; te entregaré a mi hijo para
que lo cuides y lo guíes como a mi". (ParroquiaNorYauyos)
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